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En Qué Creemos

LA BIBLIA ES INSPIRADA POR DIOS Y NUESTRA VERDAD ABSOLUTA. 

Las Escrituras de toda la Biblia (66 libros) son inspiradas por Dios; pues los escritores originales fueron movidos por Dios a escribir lo que Él quería que ellos dijeran. Por tanto creemos que, (1) Las Escrituras son la revelación que Dios ha dado de sí mismo a la humanidad. (2) Son infalibles (nunca se equivocan, sin error ni contradicción). (3) Son la guía divinamente autorizada de nuestra fe, creencia, y manera de vivir.  (2 Timoteo 3:15-17; 1 Tesalonicenses 2:13; 2 Pedro 1:21). IMPORTANCIA DE ESTA DOCTRINA: Si no estamos de acuerdo en que toda la Escritura fue dada por inspiración de Dios (2 Timoteo 3:16), que por tanto es infalible y tiene plena autoridad, no tenemos una norma segura sobre la cual basar nuestra vida. En vez de tener una guía fija y confiable, todo vendría a ser relativo y dudoso. Sin embargo, en vista de que Dios no cambia (Santiago 1:17), podemos estar seguros de que su verdad también permanece firme, y perdura a lo largo de todo el tiempo, las generaciones, y las culturas.

EL UNICO DIOS VERDADERO. (Trinidad)

Hay un único Dios verdadero. Se ha revelado como el que siempre ha existido sin agente o causa externa que lo formara (Isaías 43:10). Él es el creador del cielo y de la tierra (Génesis 1:1) y el Único que redime, salva, o rescata a la humanidad del pecado y de sus dolorosas consecuencias (Isaías 43:11). Dios se ha revelado también como un solo ser (Deuteronomio 6:4) que consiste en tres personas interrelacionadas: El Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Este concepto de un solo Dios o Ser en tres personas se expresa con la palabra Trinidad. IMPORTANCIA DE ESTA DOCTRINA: Afirmar que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo son tres dioses o tres modos en los que el único Dios se ha revelado es contrario a la clara declaración de las Escrituras. A lo largo de los siglos, estas falsas enseñanzas han creado división y devastación en la iglesia. Aunque el concepto de una trinidad, “tres en uno”, no tiene paralelo en la esfera humana, es totalmente bíblico y esencial para el entendimiento adecuado de la naturaleza multifacética de Dios. Otras referencias bíblicas que apoyan la naturaleza del único Dios verdadero y la relación entre las tres personas: Mateo 1:21-23, 11:25-27, 28:19; Lucas 1:35; Juan 1:1-4, 14, 18, 29, 49, 5:17-30, 32,37, 8:17-18, 14:16-17, 15:26, 17:11, 21; Hechos 2:32-36; Romanos 14:11; 1 Corintios 1:24, 2 Corintios 13:14; Filipenses 2:8,9; Hebreos 1:1-13, 7:3, 12:2, 1 Pedro 3:22; 1 Juan 1:3-4, 2:22- 23, 3:8, 4:1-5, 10, 14; 2 Juan 3,9; Apocalipsis 1:13, 17, 4;8-11, 5:6-14.

EL SENOR JESUCRISTO ES PLENAMENTE DIOS. 

El señor Jesucristo, el hijo de Dios, siempre ha existido. Él tampoco tiene principio ni fin (Apocalipsis 1:8). Para completar su misión de sacrificio terrenal, se hizo hombre al nacer de una virgen, concebido por el Espíritu Santo (Mateo 1:23; Lucas 1:31, 35). Vivió una vida perfecta, absolutamente sin pecado (Hebreos 7:26; 1 Pedro 2:22). Mientras estuvo en la tierra obro muchos milagros por medio de la unción del Espíritu Santo (Hechos 2:22, 10:38). Para restaurar a la humanidad caída, murió en la cruz como sustituto por los pecados de cada persona (1 Corintios 5:21). Fue levantado de los muertos por el poder sobre natural de Dios (Mateo 28:6; Lucas 24:39; 1 Corintios 6:14, 15:4). Desde su resurrección, ha sido exaltado (honrado), y está sentado a la derecha de Dios (Hechos 1:9, 11, 2:33; Filipenses 2:9-11; Hebreos 1:3). IMPORTANCIA DE ESTA DOCTRINA: EL nacimiento sobrenatural de Jesús, su vida sin pecado, y sus milagros dan prueba de que Él es divino Hijo de Dios que vino a la tierra en forma de hombre para entregarse a sí mismo como el máximo sacrificio por nuestros pecados. Ninguna muerte de un humano natural podía dar el perdón de los pecados (salvación) a toda la raza humana. El saber que Cristo provino de Dios, que es realmente Dios, y que regreso a la presencia de Dios después de su muerte y resurrección nos asegura que nuestra salvación y la restauración de nuestra relación con Dios no solo es lógica, si no, una realidad.

LA CAIDA DEL HOMBRE. 

La humanidad fue creada buena y recta; pues Dios dijo: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza”. Sin embargo, la humanidad, por voluntad propia, no hizo caso a las instrucciones de Dios… y decidió hacer lo que sabía que era malo y equivocado. En consecuencia la humanidad cayo de la inocencia y la bondad, e incurrió así, no solo en la muerte física sino también en la espiritual, la cual es separación de Dios (Génesis 1:26, 27, 2:17, 3:6; Romanos 5:12-19). IMPORTANCIA DE ESTA DOCTRINA: Las filosofías humanistas que enseñan que la raza humana puede mejorar y que mediante la educación se puede eliminar la imperfección moral, pasan por alto el hecho de que la humanidad cayo de su inocencia y bondad moral original. Lo cierto es que la humanidad apartada de Dios está destinada a permanecer caída, hasta que su tendencia a los malos pensamientos y acciones sea invertida mediante la aceptación de la salvación provista en la muerte y resurrección de Jesucristo, el Hijo de Dios. La educación puede mejorar a una persona intelectualmente y socialmente, pero creer en la obra salvadora de Jesucristo, es el único medio verdadero que puede mejorar moralmente a una persona, la salvación restaura la relación con Dios que fue rota en la caída del hombre.

LA SALVACION DEL HOMBRE. 

La salvación es la liberación de la muerte espiritual y de la esclavitud del pecado. Dios da salvación a todo el que cree en El y acepta su oferta gratuita de perdón. La única esperanza de redención de la humanidad del estado caído de pecado es mediante la sangre de Jesucristo, el hijo de Dios, sangre que fue derramada al morir Jesús en la cruz. El relato de su crucifixión es hecho por cuatro de sus discípulos: Mateo (capitulo 27), Marcos (capitulo 15), Lucas (capitulo 23), y Juan capitulo 19). Una persona recibe salvación cuando: (1) Se arrepiente ante Dios de sus pecados y de su naturaleza e inclinaciones pecaminosas. (2) Cree - tiene fe en el hecho de que la muerte y la resurrección de Jesucristo le borra los pecados y le da perdón, al poner la Fe en el amor y la salvación gratuita de Dios, uno experimenta el lavado y la regeneración (o nuevo nacimiento espiritual), la obra renovadora del Espíritu Santo, y es declarado justo (recto delante de Dios). Regeneración, renovación, y justificación son palabras que describen lo que ocurre en la salvación, una persona se hace heredero de la esperanza de vida eterna prometida por Dios ( Juan 3:3; Romanos 10:13--15; Efesios 2:8; Tito 2:11, 3:5-7). La evidencia interna de la salvación es el testimonio directo del Espíritu Santo que nos da la seguridad de que Dios lo ha aceptado (Romanos 8:16). La evidencia externa, visible para los demás, es una vida de rectitud y verdadera santidad (Efesios 4:24; Tito 2:12). En otras palabras, es vivir una vida totalmente comprometida a Dios y agradable a Él. IMPORTANCIA DE ESTA DOCTRINA: La restauración de la relación entre Dios y el hombre caído es el mensaje central de la Biblia. La historia completa desde el Génesis hasta Apocalipsis señala a un Dios que amo tanto al hombre caído que dio a su hijo a morir a fin de que los que creyeran en El y en su obra salvadora tuvieran una vida espiritual sin fin. Cada cristiano verdadero experimenta la salvación y se convierte en una nueva persona-criatura en Cristo. Sin esta verdad doctrinal, todas las demás declaraciones doctrinales son vacías y sin sentido. Lo más importante: sin esta experiencia, la vida de uno está vacía y sin un verdadero significado.

LAS ORDENANZAS DE LA IGLESIA. 

Se les llama al bautismo y la santa cena ordenanzas, porque son prácticas ordenadas o establecidas por Jesús mismo. Al cumplir estos deberes espirituales, se recuerda a los cristianos una obra importante que ya tuvo lugar en el corazón del creyente… Bautismo en agua . La ordenanza del bautismo por inmersión en agua aparece en las Escrituras (Marcos 16:16). Todo el que se arrepiente y cree en Jesucristo como salvador y señor personal debe ser bautizado. Este acto del bautismo simbólicamente declara públicamente que la antigua vida y el estilo de vida pecaminosos del creyente bautizado murieron con Cristo en la salvación y que un nuevo ser espiritual ha sido levantado con Cristo y en su resurrección) para vivir una nueva vida (Mateo 28:19; Marcos 16:16; Hechos 10:47, 48; Romanos 6:4). Santa cena. La santa cena del Señor, que consiste en el pan y el fruto de la vid (jugo de uvas) , es un recordatorio del sufrimiento la muerte de Cristo (1 Corintios 11:26). Al comer y beber los símbolos del sufrimiento y la muerte de Cristo, el creyente expresa su conocimiento de que por medio de la salvación, ha sido hecho recto delante de Dios, y es participante de la naturaleza divina de la vida eterna por medio de nuestro señor Jesucristo ( 2 Pedro 1:4). la ordenanza también espera la segunda venida de Cristo (1 Corintios 11:26), pues es un recordatorio de proclamar la muerte del señor “hasta que el venga”.  IMPORTANCIA DE ESTA DOCTRINA: El bautismo en agua y la Santa Cena no son simples costumbres religiosas, ambas abarcan el mensaje central de la fe cristiana. El bautismo en agua es un acontecimiento que solo tiene lugar una vez, en el cual el nuevo creyente anuncia públicamente que ahora es un hijo de Dios que se ha identificado con Jesucristo en su muerte y resurrección. La comunión es un recordatorio periódico (por lo general mensual en nuestra iglesia) de que el creyente ha recibido su muerte, y la resurrección de Jesucristo.

LA SANTIFICACION. 

La santificación es un acto de separarnos del mal e identificarnos con las cosas buenas, rectas, y moralmente puras. Es un proceso que sucede cuando los cristianos se entregan a Dios ( Romanos 12:1,2; 1 Tesalonicenses 5:23; Hebreos 13:12). Las Escrituras enseñan que debemos ser santos porque Dios es santo (1 Pedro 1:16). Porque sin santidad nadie verá al Señor (Hebreos 12:14). Es posible vivir en santidad por el poder del Espíritu Santo. El cristiano, es santificado cuando se identifica con Cristo, y acepta en fe el sacrificio de su muerte y resurrección victoriosa. La santificación es el reconocimiento diario de nuestra unión con Dios por medio de su Hijo Jesús. Mientras se experimenta esta santificación es natural que el cristiano ponga bajo el control del Espíritu Santo cada parte de su vida (Romanos 6:1-11,13;8:1,2,13; Gálatas 2:20; Filipenses 2:12,13; 1 Pedro 1:5).  IMPORTANCIA DE ESTA DOCTRINA: La salvación no es el fin del crecimiento espiritual del cristiano. Aunque somos declarados santos o santificados en el momento de la salvación aún hay mucho crecimiento espiritual por delante. Cuando el creyente se somete a la obra del Espíritu Santo y a la Palabra de Dios, es transformado progresivamente hacia una naturaleza divina, como la de Cristo. Esta doctrina es importante porque demasiados cristianos dejan de crecer espiritualmente después de la salvación. Pero el plan de Dios es que el fruto del Espíritu y los rasgos del carácter de la vida de Cristo sean cada día más obvios en cada cristiano.

LA IGLESIA Y SU MISION: 

La Iglesia, como es descrita en la Biblia, consiste en todas las personas que han puesto su fe en Jesucristo como el único remedio para sus pecados. La Iglesia incluye a todos los cristianos sin límites de edad, raza, sexo, o en este caso “denominación.” Es el cuerpo de Cristo y Cristo es la cabeza de la Iglesia. Ha dado toda provisión para el cumplimiento de la Gran Comisión de la “Iglesia” (Mateo 28:15). Cada cristiano es parte integral de esa Iglesia. El propósito de Dios con relación a la humanidad es: (1) Buscar y salvar a los que están perdidos en el pecado (Lucas 19:10). (2) Ser adorado, alabado, exaltado, por toda la humanidad (Apocalipsis 19:10,22:9). (3) Edificar un cuerpo unificado de creyentes maduros en la fe y en el conocimiento, semejante a su Hijo Jesús (Efesios 4:12). IMPORTANCIA DE ESTA DOCTRINA: La función importante de la Iglesia (todos los miembros del cuerpo de Cristo) en el trato de Dios con la humanidad es aceptada por todos los cristianos nacidos de nuevo. Pero con mucha frecuencia la iglesia local es menospreciada y mal entendida. Algunos cristianos, al no encontrar una iglesia local “de su agrado”, deciden practicar un cristianismo aislado e independiente, desafortunadamente, estos desobedecen el mandato específico de Dios de no dejar de reunirse con otros creyentes (Hebreos 10:25). El mirar un culto por televisión o escuchar un sermón en la radio no será suficiente. El plan de Dios para su pueblo es la adoración, la edificación, y el aliento en compañía de otros cristianos. Esta doctrina es vital en una vida cristiana equilibrada.

EL JUICIO FINAL. 

Habrá un juicio final en el cual los que murieron en pecado - los que han muerto sin aceptar la salvación de Cristo - serán resucitados y juzgados según la forma en que vivieron. Todo aquel cuyo nombre no se encuentre en el Libro de la vida (el registro escrito de las personas que recibieron el perdón de Cristo), junto con el diablo y sus ángeles, la bestia y el falso profeta, serán condenados a recibir un castigo eterno en el lago que arde con fuego y azufre, lo cual constituye la segunda muerte. (Mateo 25:46;Marcos 9;43- 48; Apocalipsis 19:20, 20:11-15, 21:8).  IMPORTANCIA DE ESTA DOCTRINA : Dios es un Dios de amor. Pero también es un Dios justo. No puede permitir que el pecado y la maldad no reciban castigo. Una falsa enseñanza sugiere que todas las personas, buenas y malas, al final serán salvas. Sin embargo, esta enseñanza es contraria a la clara enseñanza de las Escrituras. Esta doctrina es importante porque recuerda a todos los seres humanos que la paga del pecado es muerte, que al diablo, y a todas las personas que no han aceptado la salvación de Dios por gracia les espera un juicio de castigo eterno.

CIELOS NUEVOS Y TIERRA NUEVA. 

“Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:13; Apocalipsis 21:22).  IMPORTANCIA DE ESTA DOCTRTINA: En medio de nuestras luchas y dificultades diarias nos alienta la promesa de lo que Dios ha preparado para sus fieles seguidores. Jesús dijo a sus discípulos, e hizo la promesa a todas las generaciones de cristianos: “voy a prepararles un lugar, y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo” (Juan 14:2,3). Todos los cristianos viviremos para siempre con Dios. Esta doctrina es importante porque nos asegura una morada futura y eterna en un mundo mucho mejor que el presente.

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